680 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
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684 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
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716 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
718 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
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722 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
724 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
726 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
728 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 729
730 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 731
732 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 733
734 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
736 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio pro Gentium Evangelizatione 737
738 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio pro Gentium Evangelizatione 739
720 Acta Apostolicæ Sedis - Commentarium Officiale
Finalmente, quisiera decirles que, desde la experiencia fundante del amor
familiar, el hombre crece también en su apertura a Dios como Padre. Por eso
el Documento de Aparecida indicó que la familia no debe ser considerada
sólo objeto de evangelización, sino también agente evangelizador.2 En ella
se refleja la imagen de Dios que en su misterio más profundo es una familia
y, de este modo, permite ver el amor humano como signo y presencia del
amor divino.3 En la familia la fe se mezcla con la leche materna. Por ejem-
plo, ese sencillo y espontáneo gesto de pedir la bendición, que se conserva
en muchos de nuestros pueblos, recoge perfectamente la convicción bíblica
de que la bendición de Dios se transmite de padres a hijos.
Conscientes de que el amor familiar ennoblece todo lo que hace el
hombre, dándole un valor añadido, es importante animar a las familias
a que cultiven relaciones sanas entre sus miembros, a que sepan decirse
unos a otros « perdón », « gracias », « por favor », y a dirigirse a Dios con el
hermoso nombre de Padre.
Que Nuestra Señora de Guadalupe alcance de Dios abundantes bendicio-
nes para los hogares de América y los haga semilleros de vida, de concordia
y de una fe robusta, alimentada por el Evangelio y las buenas obras. Les
pido el favor de rezar por mí, pues lo necesito.
Fraternalmente,
Vaticano, 6 augusto 2014, segundo de mi Pontificado.
FRANCISCO PP.
2 Cf. nn. 432, 435. 3 Carta enc. Lumen fidei, 52.