ACTA BENEDICTI PP. XVI

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale568

 Acta Benedicti Pp. XVI 569

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale570

 Acta Benedicti Pp. XVI 571

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale572

 Acta Benedicti Pp. XVI 573

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale574

 Acta Benedicti Pp. XVI 575

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale576

 Acta Benedicti Pp. XVI 577

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale578

 Acta Benedicti Pp. XVI 579

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale580

 Acta Benedicti Pp. XVI 581

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale582

 Acta Benedicti Pp. XVI 583

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale584

 Acta Benedicti Pp. XVI 585

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale586

 Acta Benedicti Pp. XVI 587

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale588

 Acta Benedicti Pp. XVI 589

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale590

 Acta Benedicti Pp. XVI 591

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale592

 Acta Benedicti Pp. XVI 593

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale594

 Acta Benedicti Pp. XVI 595

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale596

 Congregatio de Causis Sanctorum 597

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale598

 Congregatio de Causis Sanctorum 599

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale600

 Congregatio de Causis Sanctorum 601

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale602

 Congregatio de Causis Sanctorum 603

 ATURENSIS et AQUENSIS

 Congregatio de Causis Sanctorum 605

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale606

 Congregatio de Causis Sanctorum 607

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale608

 Congregatio de Causis Sanctorum 609

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale610

 Congregatio de Causis Sanctorum 611

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale612

 Congregatio de Causis Sanctorum 613

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale614

 Congregatio de Causis Sanctorum 615

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale616

 Congregatio de Causis Sanctorum 617

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale618

 Congregatio pro Episcopis 619

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale620

 Congregatio pro Episcopis 621

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale622

 Congregatio pro Episcopis 623

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale624

 Congregatio pro Gentium Evangelizatione 625

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale626

 Supremum Signaturae Apostolicae Tribunal 627

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale628

 Diarium Romanae Curiae 629

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale630

Acta Benedicti Pp. XVI 585

humana, como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. El

mismo Cristo se refiere a ella como « su » Iglesia. No se puede separar a Cristo

de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo.3 La Iglesia no

vive de sı́ misma, sino del Señor. Él está presente en medio de ella, y le da

vida, alimento y fortaleza.

Queridos jóvenes, permitidme que, como Sucesor de Pedro, os invite a

fortalecer esta fe que se nos ha transmitido desde los Apóstoles, a poner a

Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidme también

que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión

de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación

de ir « por su cuenta » o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que

predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo,

o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él.

Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva igualmente

de apoyo para la de otros. Os pido, queridos amigos, que améis a la Iglesia,

que os ha engendrado en la fe, que os ha ayudado a conocer mejor a Cristo,

que os ha hecho descubrir la belleza de su amor. Para el crecimiento de

vuestra amistad con Cristo es fundamental reconocer la importancia de

vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos,

ası́ como la participación en la Eucaristı́a de cada domingo, la recepción

frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación

de la Palabra de Dios.

De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar

testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allı́ donde hay

rechazo o indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer

a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comu-

nicad a los demás la alegrı́a de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de

vuestra fe, necesita ciertamente a Dios. Pienso que vuestra presencia aquı́,

jóvenes venidos de los cinco continentes, es una maravillosa prueba de la

fecundidad del mandato de Cristo a la Iglesia: « Id al mundo entero y pro-

clamad el Evangelio a toda la creación ».4 También a vosotros os incumbe la

extraordinaria tarea de ser discı́pulos y misioneros de Cristo en otras tierras y

paı́ses donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y,

vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos, no se

dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios.

3 Cfr. 1 Co 12, 12. 4 Mc 16, 15.