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Congregatio de Causis Sanctorum 597
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Congregatio de Causis Sanctorum 599
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Congregatio de Causis Sanctorum 601
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Congregatio de Causis Sanctorum 603
Congregatio de Causis Sanctorum 605
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Congregatio de Causis Sanctorum 607
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Congregatio de Causis Sanctorum 609
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Congregatio de Causis Sanctorum 617
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Congregatio pro Gentium Evangelizatione 625
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Supremum Signaturae Apostolicae Tribunal 627
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jóvenes a encontrarse personalmente con Cristo Amigo y ası́, radicados en su
Persona, convertirse en sus fieles seguidores y valerosos testigos.
¿Por qué y para qué ha venido esta multitud de jóvenes a Madrid? Aun-
que la respuesta deberı́an darla ellos mismos, bien se puede pensar que desean
escuchar la Palabra de Dios, como se les ha propuesto en el lema para esta
Jornada Mundial de la Juventud, de manera que, arraigados y edificados en
Cristo, manifiesten la firmeza de su fe.
Muchos de ellos han oı́do la voz de Dios, tal vez solo como un leve susurro,
que los ha impulsado a buscarlo más diligentemente y a compartir con otros
la experiencia de la fuerza que tiene en sus vidas. Este descubrimiento del
Dios vivo alienta a los jóvenes y abre sus ojos a los desafı́os del mundo en que
viven, con sus posibilidades y limitaciones. Ven la superficialidad, el consu-
mismo y el hedonismo imperantes, tanta banalidad a la hora de vivir la
sexualidad, tanta insolidaridad, tanta corrupción. Y saben que sin Dios serı́a
arduo afrontar esos retos y ser verdaderamente felices, volcando para ello su
entusiasmo en la consecución de una vida auténtica. Pero con Él a su lado,
tendrán luz para caminar y razones para esperar, no deteniéndose ya ante sus
más altos ideales, que motivarán su generoso compromiso por construir una
sociedad donde se respete la dignidad humana y la fraternidad real. Aquı́, en
esta Jornada, tienen una ocasión privilegiada para poner en común sus aspi-
raciones, intercambiar recı́procamente la riqueza de sus culturas y experien-
cias, animarse mutuamente en un camino de fe y de vida, en el cual algunos se
creen solos o ignorados en sus ambientes cotidianos. Pero no, no están solos.
Muchos coetáneos suyos comparten sus mismos propósitos y, fiándose por
entero de Cristo, saben que tienen realmente un futuro por delante y no
temen los compromisos decisivos que llenan toda la vida. Por eso me causa
inmensa alegrı́a escucharlos, rezar juntos y celebrar la Eucaristı́a con ellos.
La Jornada Mundial de la Juventud nos trae un mensaje de esperanza, como
una brisa de aire puro y juvenil, con aromas renovadores que nos llenan de
confianza ante el mañana de la Iglesia y del mundo.
Ciertamente, no faltan dificultades. Subsisten tensiones y choques abier-
tos en tantos lugares del mundo, incluso con derramamiento de sangre. La
justicia y el altı́simo valor de la persona humana se doblegan fácilmente a
intereses egoı́stas, materiales e ideológicos. No siempre se respeta como es
debido el medio ambiente y la naturaleza, que Dios ha creado con tanto
amor. Muchos jóvenes, además, miran con preocupación el futuro ante la
dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o tenerlo