Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale568
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale570
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale572
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale574
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale576
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale578
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale580
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale582
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale584
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale586
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale588
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale590
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale592
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale594
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale596
Congregatio de Causis Sanctorum 597
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale598
Congregatio de Causis Sanctorum 599
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale600
Congregatio de Causis Sanctorum 601
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale602
Congregatio de Causis Sanctorum 603
Congregatio de Causis Sanctorum 605
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale606
Congregatio de Causis Sanctorum 607
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale608
Congregatio de Causis Sanctorum 609
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale610
Congregatio de Causis Sanctorum 611
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale612
Congregatio de Causis Sanctorum 613
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale614
Congregatio de Causis Sanctorum 615
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale616
Congregatio de Causis Sanctorum 617
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale618
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale620
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale622
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale624
Congregatio pro Gentium Evangelizatione 625
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale626
Supremum Signaturae Apostolicae Tribunal 627
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale590
II
Iter apostolicum in Hispaniam: ad iuvenes, qui Summum Pontificem festivo
excipiunt animo.*
Queridos amigos:
Agradezco las cariñosas palabras que me han dirigido los jóvenes
representantes de los cinco continentes. Y saludo con afecto a todos los que
estáis aquı́ congregados, jóvenes de Oceanı́a, África, América, Asia y Europa;
y también a los que no pudieron venir. Siempre os tengo muy presentes y rezo
por vosotros. Dios me ha concedido la gracia de poder veros y oı́ros más de
cerca, y de ponernos juntos a la escucha de su Palabra.
En la lectura que se ha proclamado antes, hemos oı́do un pasaje del
Evangelio en que se habla de acoger las palabras de Jesús y de ponerlas en
práctica. Hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como
el viento; otras instruyen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en
cambio, han de llegar al corazón, arraigar en él y fraguar toda la vida. Sin
esto, se quedan vacı́as y se vuelven efı́meras. No nos acercan a Él. Y, de este
modo, Cristo sigue siendo lejano, como una voz entre otras muchas que nos
rodean y a las que estamos tan acostumbrados. El Maestro que habla, ade-
más, no enseña lo que ha aprendido de otros, sino lo que Él mismo es, el único
que conoce de verdad el camino del hombre hacia Dios, porque es Él quien lo
ha abierto para nosotros, lo ha creado para que podamos alcanzar la vida
auténtica, la que siempre vale la pena vivir en toda circunstancia y que ni
siquiera la muerte puede destruir. El Evangelio prosigue explicando estas
cosas con la sugestiva imagen de quien construye sobre roca firme, resistente
a las embestidas de las adversidades, contrariamente a quien edifica sobre
arena, tal vez en un paraje paradisı́aco, podrı́amos decir hoy, pero que se
desmorona con el primer azote de los vientos y se convierte en ruinas.
Queridos jóvenes, escuchad de verdad las palabras del Señor para que
sean en vosotros « espı́ritu y vida »,1 raı́ces que alimentan vuestro ser,
pautas de conducta que nos asemejen a la persona de Cristo, siendo pobres
de espı́ritu, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón,
amantes de la paz. Hacedlo cada dı́a con frecuencia, como se hace con el
* Die 18 Augusti 2011. 1 Jn 6, 63.