712 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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732 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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766 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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770 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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782 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
784 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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788 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
790 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
792 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
794 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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800 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 801
802 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 803
804 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 805
806 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
808 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
810 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
812 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
814 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
816 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
818 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
820 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
822 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
824 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
826 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Acta Francisci Pp. 741
planes de ayuda humanitaria cumplan sus objetivos. En eso ustedes tienen
un papel fundamental, ya que necesitamos verdaderos héroes capaces de
abrir caminos, tender puentes, agilizar trámites que pongan el acento en
el rostro del que sufre. A esta meta han de ir orientadas igualmente las
iniciativas de la comunidad internacional.
No es cuestión de armonizar intereses que siguen encadenados a visio-
nes nacionales centrípetas o a egoísmos inconfesables. Más bien se trata
de que los Estados miembros incrementen decisivamente su real voluntad
de cooperar con estos fines. Por esta razón, qué importante sería que
la voluntad política de todos los países miembros consienta e incremente
decisivamente su real voluntad de cooperar con el Programa Mundial de
Alimentos para que este, no solamente pueda responder a las urgencias,
sino que pueda realizar proyectos sólidamente consistentes y promover
programas de desarrollo a largo plazo, según las peticiones de cada uno
de los gobiernos y de acuerdo a las necesidades de los pueblos.
El Programa Mundial de Alimentos con su trayectoria y actividad demues-
tra que es posible coordinar conocimientos científicos, decisiones técnicas y
acciones prácticas con esfuerzos destinados a recabar recursos y distribuirlos
ecuanimemente, es decir, respetando las exigencias de quien los recibe y la
voluntad del donante. Este método, en las áreas más deprimidas y pobres,
puede y debe garantizar el adecuado desarrollo de las capacidades locales
y eliminar paulatinamente la dependencia exterior, a la vez que consiente
reducir la pérdida de alimentos, de modo que nada se desperdicie. En una
palabra, el PAM es un valioso ejemplo de cómo se puede trabajar en todo
el mundo para erradicar el hambre a través de una mejor asignación de los
recursos humanos y materiales, fortaleciendo la comunidad local. A este
respecto, los animo a seguir adelante. No se dejen vencer por el cansancio,
que es mucho, ni permitan que las dificultades los retraigan. Crean en lo
que hacen y continúen poniendo entusiasmo en ello, que es la forma en que
la semilla de la generosidad germine con fuerza. Dense el lujo de soñar.
Necesitamos soñadores que impulsen estos proyectos.
La Iglesia Católica, fiel a su misión, quiere trabajar mancomunadamente
con todas las iniciativas que luchen por salvaguardar la dignidad de las per-
sonas, especialmente de aquellas en las que están vulnerados sus derechos.
Para hacer realidad esta urgente prioridad de « hambre cero », les aseguro todo
nuestro apoyo y respaldo a fin de favorecer todos los esfuerzos encaminados.