712 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
714 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
716 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
718 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
720 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
722 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
724 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
726 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
728 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
730 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
732 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
734 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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738 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
740 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
742 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
744 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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748 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
750 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
752 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
754 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
756 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
758 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
760 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
762 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
764 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
766 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
768 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
770 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
772 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
774 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
776 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
778 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
780 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
782 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
784 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
786 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
788 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
790 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
792 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
794 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
796 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
798 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
800 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 801
802 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 803
804 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 805
806 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
808 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
810 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
812 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
814 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
816 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
818 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
820 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
822 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
824 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
826 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
744 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
El PAM ha puesto una alta misión en sus manos. El éxito de la misma
depende en gran parte de no dejarse vencer por la inercia y poner en todo
capacidad de iniciativa, imaginación y profesionalidad, a fin de buscar cada
día vías nuevas y eficaces para derrotar la malnutrición y el hambre que
sufren tantos seres humanos en diversas partes del mundo. Son ellos los que
están pidiendo que les prestemos nuestra atención. Por eso es importante
que ustedes no se dejen agobiar por los dosieres y alcancen a descubrir
que, en cada papel, hay una historia concreta, con frecuencia dolorosa y
delicada. El secreto es ver detrás de cada expediente un rostro humano
que requiere ayuda. Escuchar el grito del pobre les permitirá no dejarse
encasillar en fríos formularios. Todo es poco para derrotar un fenómeno
tan terrible como el hambre.
El hambre es una de las mayores amenazas a la paz y a la serena con-
vivencia humana. Una amenaza que no podemos contentarnos solamente
con denunciar o estudiar. Hay que encararla con decisión y resolverla con
urgencia. Cada uno de nosotros, con la responsabilidad que tiene, debe actuar
en la medida de sus posibilidades para alcanzar una solución definitiva a
esta miseria humana, que degrada y merma la existencia de un número muy
grande de hermanos y hermanas nuestras. Y, a la hora de ayudar a cuan-
tos la padecen cruelmente, nadie sobra ni puede limitarse a presentar una
excusa, pensando que es un problema que le sobrepasa o que no le afecta.
El desarrollo humano, social, técnico y económico es el camino nece-
sario para asegurar que cada persona, familia, comunidad o pueblo pueda
afrontar sus propias necesidades. Lo cual nos está diciendo que hay que
trabajar no por una idea abstracta, no por la defensa de una dignidad
teórica, sino por salvaguardar la vida concreta de cada ser humano. En
las zonas más pobres y deprimidas, esto significa disponer de alimentos
en caso de emergencias, pero también posibilitar el acceso a medios e
instrumental técnico, a puestos de trabajo, a microcréditos, y así procurar
que la población local fortalezca su capacidad de respuesta a las crisis que
surjan de forma repentina.
Al hablar de esto no me estoy refiriendo solamente a cuestiones mate-
riales. Se trata ante todo de un compromiso moral que permita mirar con
responsabilidad a la persona que tengo a mi lado, así como al objetivo general
de todo el Programa. Ustedes están llamados a sostener y defender este
compromiso mediante un servicio que sólo a primera vista puede parecer