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• Recen: en esa santa extroversión que pone el corazón en las necesidades
del pueblo, en sus angustias, en sus alegrías. Una oración que camine, que
los lleve bien lejos. Así evitarán estar mirándose continuamente a sí mismos.
• Sacrifíquense: pero no para sentirse más pulcros, sacrificio generoso es el
que hace bien a los otros. Ofrezcan su tiempo buscando cómo hacer para que
los otros crezcan, ofrezcan lo que hay en los bolsillos compartiendo con los
que menos tienen, ofrezcan sacrificadamente el don de la vocación personal
para embellecer y hacer crecer la casa común.
Renovar el compromiso evangelizador - diocesaneidad - parroquias
• La misión no es una tarea entre tantas en la Acción Católica, sino que es
la tarea. La Acción Católica tiene el carisma de llevar adelante la pastoral de
la Iglesia. Si la misión no es su fuerza distintiva se desvirtúa la esencia de la
Acción Católica y pierde su razón de ser.
• Es vital renovar y actualizar el compromiso de la Acción Católica para la
evangelización, llegando a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, a
todas las periferias existenciales, de verdad y no como una simple formulación
de principios.
• Esto implica replantear sus planes de formación, sus formas de apostolado y
hasta su misma oración para que sean esencialmente, y no ocasionalmente, mi-
sioneros. Abandonar el viejo criterio: porque siempre se ha hecho así. Hay cosas
que han sido realmente muy buenas y meritorias que hoy quedarían fuera de
contexto si las quisiéramos repetir.
• La Acción Católica tiene que asumir la totalidad de la misión de la Iglesia
en generosa pertenencia a la Iglesia diocesana desde la Parroquia.
• La misión de la Iglesia universal se actualiza en cada Iglesia particular con
su propio color, asimismo la Acción Católica cobra vida auténtica respon-
diendo y asumiendo como propia la pastoral de cada Iglesia diocesana en su
inserción concreta desde las parroquias.
• La Acción Católica tiene que ofrecer a la Iglesia diocesana un laicado ma-
duro que sirva con disponibilidad a los proyectos pastorales de cada lugar
como un modo de realizar su vocación. Necesitan encarnarse concretamente.
• No pueden ser de esos grupos tan universales que no hacen pie en ningún lado,
que no responden a nadie y andan buscando lo que más les gusta de cada lugar.