ACTA APOSTOLICAE SEDIS

 960 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Acta Francisci Pp. 961

 962 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Acta Francisci Pp. 963

 964 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Acta Francisci Pp. 965

 966 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Acta Francisci Pp. 967

 968 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Acta Francisci Pp. 969

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 Acta Francisci Pp. 999

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 Acta Francisci Pp. 1001

 1002 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Acta Francisci Pp. 1003

 1004 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

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 1006 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1007

 1008 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

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 Congregatio de Causis Sanctorum 1011

 1012 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1013

 1014 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1015

 1016 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1017

 1018 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1019

 1020 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1021

 1022 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1023

 1024 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1025

 1026 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1027

 1028 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1029

 1030 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Congregatio de Causis Sanctorum 1031

 1032 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Acta Congregationum 1033

 1034 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

 Acta Congregationum 1035

 1036 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

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 1038 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

998 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale

pasiva - perdonen la pedantería de esta referencia un poco exquisita - y

el tiempo aoristo - discúlpenme la traducción un poco referencial -, pero

bien podría decirse « fui misericordiado ». La pasiva lo deja a Pablo en si-

tuación de receptor de la acción de otro, él no hace nada más que dejarse

misericordiar. El aoristo del original nos recuerda que en él esa experiencia

aconteció en un momento puntual que recuerda, agradece, festeja.

El Dios de Pablo genera el movimiento que va del corazón a las manos,

el movimiento de quien no tiene miedo a acercarse, que no tiene miedo a

tocar, a acariciar; y esto sin escandalizarse ni condenar, sin descartar a

nadie. Una acción que se hace carne en la vida de las personas.

Comprender y aceptar lo que Dios hace por nosotros - un Dios que no

piensa, ama ni actúa movido por el miedo sino porque confía y espera nues-

tra transformación - quizás deba ser nuestro criterio hermenéutico, nuestro

modo de operar: « Ve tú y actúa de la misma manera » ( Lc 10, 39). Nuestro

modo de actuar con los demás nunca será, entonces, una acción basada en

el miedo sino en la esperanza que él tiene en nuestra transformación. Y

pregunto: ¿Esperanza de transformación o miedo? Una acción basada en el

miedo lo único que consigue es separar, dividir, querer distinguir con preci-

sión quirúrgica un lado del otro, construir falsas seguridades, por lo tanto,

construir encierros. Una acción basada en la esperanza de transformación,

en la conversión, impulsa, estimula, apunta al mañana, genera espacios de

oportunidad, empuja. Una acción basada en el miedo, es una acción que

pone el acento en la culpa, en el castigo, en el « te equivocaste ». Una acción

basada en la esperanza de transformación pone el acento en la confianza, en

el aprender, en levantarse; en buscar siempre generar nuevas oportunidades.

¿Cuántas veces? 70 veces 7. Por eso, el trato de misericordia despierta siempre

la creatividad. Pone el acento en el rostro de la persona, en su vida, en su

historia, en su cotidianidad. No se casa con un modelo o con una receta, sino

que posee la sana libertad de espíritu de buscar lo mejor para el otro, en la

manera que esta persona pueda comprenderlo. Y esto pone en marcha todas

nuestras capacidades, todos nuestros ingenios, esto nos hace salir de nuestros

encierros. Nunca es vana palabrería - al decir de Pablo - que nos enreda en

disputas interminables, la acción basada en la esperanza de transformación

es una inteligencia inquieta que hace palpitar el corazón y le pone urgencia a

nuestras manos. Palpitar el corazón y urgencia a nuestras manos. El camino

que va del corazón a las manos.