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gañaron! ». No lo dijo. Ni se permitió… pensarlo, porque era la mujer que
sabía que todo lo había recibido gratuitamente. Consejo de hermano y de
padre: todas las noches resitúense en la gratuidad. Y digan: « Hágase, gra-
cias porque todo me lo diste Vos ».
Una segunda cosa que les quisiera decir es que cuiden la salud, pero
sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad, una enfermedad que es
media peligrosa para… o del todo peligrosa para los que el Señor nos llamó
gratuitamente a seguirlo o a servirlo. No caigan en el alzheimer espiritual,
no pierdan la memoria, sobre todo la memoria de dónde me sacaron. La
escena esa del profeta Samuel cuando es enviado a ungir al rey de Israel: va
a Belén, a la casa de un señor que se llama Jesé, que tiene 7 u 8 hijos -no
sé-, y Dios le dice que entre esos hijos va estar el rey. Y, claro, los ve y
dice: « Debe ser este », porque el mayor era alto, grande, apuesto, parecía
valiente… Y Dios le dice: « No, no es ese ». La mirada de Dios es distinta
a la de los hombres. Y así los hace pasar a todos los hijos y Dios le dice:
« No, no es ». Se encuentra con que no sabe qué hacer el profeta; entonces
le pregunta al padre: « Che, ¿no tenés otro? ». Y le dice: « Sí, está el más
chico ahí cuidando las cabras o las ovejas ». « Mandálo llamar », y viene el
mocosito, que tendría 17, 18 años -no sé-, y Dios le dice: « Ese es ». Lo
sacaron de detrás del rebaño. Y otro profeta cuando Dios le dice que haga
ciertas cosas como profeta: « Pero yo quién soy si a mí me sacaron de detrás
del rebaño ». No se olviden de dónde los sacaron. No renieguen las raíces.
San Pablo se ve que intuía este peligro de perder la memoria y a su
hijo más querido, el obispo Timoteo, a quien él ordenó, le da consejos
pastorales, pero hay uno que toca el corazón: « No te olvides de la fe que
tenía tu abuela y tu madre », es decir: « No te olvides de dónde te sacaron,
no te olvides de tus raíces, no te sientas promovido ». La gratuidad es una
gracia que no puede convivir con la promoción y, cuando un sacerdote, un
seminarista, un religioso, una religiosa entra en carrera -no digo mal, en
carrera humana-, empieza a enfermarse de alzheimer espiritual y empieza
a perder la memoria de dónde me sacaron.
Dos principios para ustedes sacerdotes, consagrados y consagradas: to-
dos los días renueven el sentimiento de que todo es gratis, el sentimiento de
gratuidad de la elección de cada uno de ustedes, -ninguno la merecimos-,