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Congregatio pro Ecclesiis Orientalibus 1077
1078 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio pro Ecclesiis Orientalibus 1079
1080 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio pro Ecclesiis Orientalibus 1081
1082 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 1083
1084 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 1085
1086 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 1087
1088 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio pro Episcopis 1089
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que hacen crecer a sus hijos y los educan, y que los llevan adelante, y que
crean una sociedad de bondad, de verdad y de belleza.
Estamos en la fiesta de las familias. La familia tiene carta de ciudada-
nía divina. ¿Está claro? La carta de ciudadanía que tiene la familia se la
dio Dios, para que en su seno creciera cada vez más la verdad, el amor y
la belleza. Claro, algunos de ustedes me pueden decir: « Padre, usted ha-
bla así porque es soltero ». En la familia hay dificultades. En las familias
discutimos. En las familias a veces vuelan los platos. En las familias los
hijos traen dolores de cabeza. No voy a hablar de las suegras. Pero en las
familias siempre, siempre, hay cruz; siempre. Porque el amor de Dios, el
Hijo de Dios, nos abrió también ese camino. Pero en las familias también,
después de la cruz, hay resurrección, porque el Hijo de Dios nos abrió
ese camino. Por eso la familia es -perdónenme la palabra- una fábrica
de esperanza, de esperanza de vida y resurrección, pues Dios fue el que
abrió ese camino. Y los hijos. Los hijos dan trabajo. Nosotros como hijos
dimos trabajo. A veces, en casa veo algunos de mis colaboradores que
vienen a trabajar con ojeras. Tienen un bebé de un mes, dos meses. Y les
pregunto: « ¿No dormiste? ». Y él: « No, lloró toda la noche ». En la familia
hay dificultades, pero esas dificultades se superan con amor. El odio no
supera ninguna dificultad. La división de los corazones no supera ninguna
dificultad. Solamente el amor es capaz de superar la dificultad. El amor
es fiesta, el amor es gozo, el amor es seguir adelante.
Y no quiero seguir hablando porque se hace demasiado largo, pero
quisiera marcar dos puntitos de la familia en los que quisiera que se tu-
viera un especial cuidado. No sólo quisiera, tenemos que tener un especial
cuidado. Los niños y los abuelos. Los niños y los jóvenes son el futuro, son
la fuerza, los que llevan adelante. Son aquellos en los que ponemos espe-
ranza. Los abuelos son la memoria de la familia. Son los que nos dieron la
fe, nos transmitieron la fe. Cuidar a los abuelos y cuidar a los niños es la
muestra de amor -no sé si más grande, pero yo diría- más promisoria de
la familia, porque promete el futuro. Un pueblo que no sabe cuidar a los
niños y un pueblo que no sabe cuidar a los abuelos, es un pueblo sin futu-
ro, porque no tiene la fuerza y no tiene la memoria que lo lleve adelante.
La familia es bella, pero cuesta, trae problemas. En la familia a veces hay
enemistades. El marido se pelea con la mujer, o se miran mal, o los hijos