1196 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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1284 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
1286 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
1288 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio Pro Doctrina Fidei 1289
1290 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio Pro Doctrina Fidei 1291
1292 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 1293
1294 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 1295
1296 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 1297
1298 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 1299
1300 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio pro Episcopis 1301
1302 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
1250 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Es distinto hacer filantropía con las manos, eso no es misericordia, es
bueno, es bueno, no es malo hacer filantropía, pero no es misericordia, es
otra cosa. Misericordia es ese viaje de ida desde la miseria a mi corazón,
asumida por mi corazón, que conmueve mi corazón y que, a veces, lo con-
mueve de tal manera que el corazón es como una brújula en el Polo Norte,
no sabe dónde está parado por eso que está sintiendo.
Claro, alguno de ustedes me puede preguntar: ¿Padre, cómo se tiene
misericordia y no lástima? Bueno, primero hay que pedir la gracia de tener
misericordia, es una gracia, y se la tienen que pedir al Señor. Pero el único
camino para tener la misericordia es a través del propio pecado reconocido
por uno y perdonado por el Señor, a través del pecado reconocido y perdo-
nado. Solo se puede ser misericordioso si uno se siente realmente miseri-
cordiado por el Señor, si no no podés ser misericordioso. Si vos sentís que
tu pecado es asumido, perdonado, olvidado por Dios, sos misericordiado, y
desde ese ser misericordiado, podrás ser misericordioso. Si la misericordia
no parte de tu corazón así, no es misericordia.
Y aquí empieza el viaje de vuelta. Si el viaje de ida fue dejarme herir
el corazón por la miseria de los demás, el viaje estable en mi corazón es
reconocer mi pecado, mi miseria, mi bajeza y sé sentirme perdonado y
misericordiado por el Señor, ahora empieza el viaje de vuelta, del corazón
hacia las manos. Y así el camino va desde mi miseria misericordiada, a la
miseria del otro; desde mi miseria amada por Dios, al amor de la miseria
del otro; desde mi miseria amada en mi corazón, a la expresión con mis
manos, y eso es misericordia. Misericordia es un viaje del corazón a las
manos. ¿Qué hago, abro las manos o mi corazón? Las dos cosas. Dejáte
herir el corazón por la miseria, por la de los otros y por la tuya; dejáte
misericordiar y empezá el viaje de vuelta, y con tus manos misericordia a
los demás derrochando misericordia y amor.
Que Dios los bendiga y les haga pasar un encuentro fecundo, fructuoso
para toda la comunidad de "Manos Abiertas". Y por favor, no se olviden
de rezar por mí.