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Acta Francisci Pp. 793
pobre, los que son capaces de acercarse y comprender lo que es un pobre.
Jesús no dice: « Felices los que lo pasan bien », sino que dice: « Felices los
que tienen capacidad de afligirse por el dolor de los demás ». Y así, yo les
recomiendo que lean después, en casa, las Bienaventuranzas, que están en
el capítulo quinto de San Mateo. ¿En qué capítulo están? [ respuesta de los
jóvenes: « quinto »] ¿De qué Evangelio? [ respuesta de los jóvenes: « San Mateo »].
Léanlas y medítenlas, que les va a hacer bien.
Tengo que agradecer a vos, Liz; te agradezco, Manuel; e te agradezco,
Orlando. Corazón libre, que es lo que debe ser.
Y me tengo que ir [ jóvenes: « No! »]. El otro día, un cura en broma me
dijo: « Sí, usted siga haciéndole… aconsejando a los jóvenes que hagan lío.
Siga, siga. Pero después, los líos que hacen los jóvenes los tenemos que
arreglar nosotros ». ¡Hagan lío! Pero también ayuden a arreglar y a orga-
nizar el lío que hacen. Las dos cosas: hagan lío y organícenlo bien. Un lío
que nos dé un corazón libre, un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos
dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que
Dios, a quien conocí, es mi fortaleza. Ese es el lío que hagan.
Como sabía las preguntas, porque me las habían pasado antes, había escrito
un discurso para ustedes, para dárselo, pero los discursos son aburridos, así
que, se lo dejo al Señor Obispo encargado de la Juventud para que lo publique.
Y ahora, antes de irme, [ « No! »] les pido, primero, que sigan rezando
por mí; segundo, que sigan haciendo lío; tercero, que ayuden a organizar
el lío que hacen para que no destruya nada. Y todos juntos ahora, en si-
lencio, vamos a elevar el corazón a Dios. Cada uno desde su corazón, en
voz baja, repita las palabras:
« Señor Jesús, te doy gracias por estar aquí. Te doy gracias porque me
diste hermanos como Liz, Manuel y Orlando. Te doy gracias porque nos
diste muchos hermanos que son como ellos. Que te encontraron, Jesús. Que
te conocen, Jesús. Que saben que Vos, su Dios, sos su fortaleza. Jesús, te
pido por los chicos y chicas que no saben que Vos sos su fortaleza y que
tienen miedo de vivir, miedo de ser felices, tienen miedo de soñar. Jesús,
enseñános a soñar, a soñar cosas grandes, cosas lindas, cosas que aunque
parezcan cotidianas, son cosas que engrandecen el corazón. Señor Jesús,
danos fortaleza, danos un corazón libre, danos esperanza, danos amor y
enseñános a servir. Amén ».