Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale2
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale4
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale6
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale8
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale10
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale12
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale14
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale16
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale18
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale20
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale22
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale24
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale26
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale28
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale30
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale32
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale34
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale36
3. Un terzo elemento, che in modo sempre più naturale e centrale fa parte
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale40
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale42
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale44
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale46
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale48
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale50
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale52
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale54
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale56
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale58
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale60
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale62
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale64
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale66
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale68
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale70
Congregatio pro Gentium Evangelizatione 71
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale72
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale74
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale4
histórico-cultural, siendo siempre defensores de la vida humana desde su
concepción hasta su ocaso natural y promotores de la paz; han de tutelar
igualmente la familia en su genuina naturaleza y misión, intensificando al
mismo tiempo una vasta y capilar tarea educativa que prepare rectamente a
las personas y las haga conscientes de sus capacidades, de modo que afronten
digna y responsablemente su destino. Están llamados asimismo a fomentar
cada vez más iniciativas acertadas y programas efectivos que propicien la
reconciliación y la fraternidad, incrementen la solidaridad y el cuidado del
medio ambiente, vigorizando a la vez los esfuerzos para superar la miseria, el
analfabetismo y la corrupción y erradicar toda injusticia, violencia, crimina-
lidad, inseguridad ciudadana, narcotráfico y extorsión.
Cuando la Iglesia se preparaba para recordar el quinto centenario de la
plantatio de la Cruz de Cristo en la buena tierra del continente americano, el
beato Juan Pablo II formuló en su suelo, por primera vez, el programa de una
evangelización nueva, nueva « en su ardor, en sus métodos, en su expresión ».11
Desde mi responsabilidad de confirmar en la fe, también yo deseo animar el
afán apostólico que actualmente impulsa y pretende la «misión continental »
promovida en Aparecida, para que « la fe cristiana arraigue más profunda-
mente en el corazón de las personas y los pueblos latinoamericanos como
acontecimiento fundante y encuentro vivificante con Cristo ».12 Ası́ se multi-
plicarán los auténticos discı́pulos y misioneros del Señor y se renovará la
vocación de Latinoamérica y el Caribe a la esperanza. Que la luz de Dios
brille, pues, cada vez más en la faz de cada uno de los hijos de esa amada
tierra y que su gracia redentora oriente sus decisiones, para que continúen
avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el
desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia. Con estos
vivos deseos, y sostenido por el auxilio de la providencia divina, tengo
la intención de emprender un Viaje apostólico antes de la santa Pascua a
México y Cuba, para proclamar allı́ la Palabra de Cristo y se afiance la
convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe
recia, una esperanza viva y una caridad ardiente.
Encomiendo todos estos propósitos a la amorosa mediación de Santa
Marı́a de Guadalupe, nuestra Madre del cielo, ası́ como los actuales destinos
11 Cfr Discurso a la Asamblea del CELAM, 9 marzo 1983, III: AAS 75, 1983, 778. 12 V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento conclu-
sivo, 13.