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298 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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300 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 301
302 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 303
304 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
306 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Acta Francisci Pp. 235
Por eso, Padre nuestro, no nos dejes caer en la tentación.
Qué bien nos hace apelar en los momentos de tentación a nuestra me-
moria. Cuánto nos ayuda el mirar la « madera » de la que fuimos hechos. No
todo ha comenzado con nosotros, y tampoco todo terminará con nosotros, por
eso, cuánto bien nos hace recuperar la historia que nos ha traído hasta aquí.
Y, en este hacer memoria, no podemos saltearnos a alguien que amó
tanto este lugar que se hizo hijo de esta tierra. A alguien que supo decir de
sí mismo: « Me arrancaron de la magistratura y me pusieron en el timón del
sacerdocio, por mérito de mis pecados. A mí, inútil y enteramente inhábil
para la ejecución de tan grande empresa; a mí, que no sabía manejar el
remo, me eligieron primer Obispo de Michoacán ».2
Agradezco - paréntesis - al Señor Cardenal Arzobispo que haya querido
que se celebrase esta Eucaristía con el báculo de este hombre y el cáliz de él.
Con ustedes quiero hacer memoria de este evangelizador, conocido tam-
bién como Tata Vasco, como « el español que se hizo indio ». La realidad
que vivían los indios Purhépechas descritos por él como « vendidos, vejados
y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por
los suelos », lejos de llevarlo a la tentación y de la acedia de la resignación,
movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar
diversas propuestas que fuesen de « respiro » ante esta realidad tan parali-
zante e injusta. El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo oración
y la oración se hizo respuesta. Y eso le ganó el nombre entre los indios
del « Tata Vasco », que en lengua purhépecha significa: Papá.
Padre, papá, Tata, abba.
Esa es la oración, esa es la expresión a la que Jesús nos invitó.
Padre, papá, abba, no nos dejes caer en la tentación de la resignación,
no nos dejes caer en la tentación de la acedia, no nos dejes caer en la
tentación de la pérdida de la memoria, no nos dejes caer en la tentación
de olvidarnos de nuestros mayores, que nos enseñaron con su vida a decir:
Padre Nuestro.
2 vaSco vázquez De quiroga, Carta pastoral, 1554.