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y cultura, que nos habla elocuentemente de las raı́ces espirituales del Viejo
Continente.
El lema de este nuevo Año Jubilar Compostelano, « Peregrinando hacia la
luz », ası́ como la carta pastoral para esta ocasión, « Peregrinos de la fe y testigos
de Cristo resucitado », siguen fielmente esta tradición y la reproponen como
una llamada evangelizadora a los hombres y mujeres de hoy, recordando el
carácter esencialmente peregrino de la Iglesia y del ser cristiano en este
mundo.2 En el Camino se contemplan nuevos horizontes que hacen recapaci-
tar sobre las angosturas de la propia existencia y la inmensidad que el ser
humano tiene dentro y fuera de sı́, preparándole para ir en busca de lo que
realmente su corazón anhela. Abierto a la sorpresa y la trascendencia, el
peregrino se deja instruir por la Palabra de Dios, y de este modo va decan-
tando su fe de adherencias y miedos infundados. Ası́ hizo el Señor resucitado
con los discı́pulos que, aturdidos y desalentados, iban de camino hacia
Emaús. Cuando a la palabra se añadió el gesto de partir el pan, a los discı́-
pulos « se les abrieron los ojos » 3 y reconocieron al que creı́an sumido en la
muerte. Entonces se encuentran personalmente con Cristo, que vive para
siempre y forma parte de sus vidas. En ese momento, su primer y más
ardiente deseo es anunciar y atestiguar lo ocurrido ante los demás.4
Pido fervientemente al Señor que acompañe a los peregrinos, que se dé a
conocer y entre en sus corazones, « para que tengan vida y la tengan en
abundancia ».5 Ésta es la verdadera meta, la gracia, que el mero recorrido
material del Camino no puede alcanzar por sı́ solo, y que lleva al peregrino a
convertirse en testigo ante los demás de que Cristo vive y es nuestra espe-
ranza imperecedera de salvación. En esa Archidiócesis, junto a otras muchas
organizaciones eclesiales, se han puesto en marcha múltiples iniciativas pas-
torales para ayudar a lograr este fin esencial de la peregrinación a Santiago de
Compostela, de carácter espiritual, aunque en ciertos casos se tienda a igno-
rarlo o desvirtuarlo.
3. En este Año Santo, en sintonı́a con el Año Sacerdotal, un papel deci-
sivo corresponde a los presbı́teros, cuyo espı́ritu de acogida y entrega a los
fieles y peregrinos ha de ser particularmente generoso. Peregrinos también
2 Cf. Lumen gentium, 6.48-50. 3 Lc 24, 31. 4 Cf. Lc 24, 35. 5 Jn 10, 10.