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dar gracias. Gracias por el cariño que tienen en recibirme; gracias por ver
el cariño con que se los cuida aquí, con el cariño con que se los acompaña.
Gracias por el esfuerzo de tantos que están haciendo lo mejor para que
puedan recuperarse rápido.
Es tan importante sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos
y saber que están buscando la mejor manera de cuidarnos, por todas esas
personas digo: « ¡Gracias! ». « ¡Gracias! ».
Y, a su vez, quiero bendecirlos. Quiero pedirle a Dios que los bendiga,
los acompañe a ustedes y a sus familias, a todas las personas que trabajan
en esta casa y buscan que esas sonrisas sigan creciendo cada día. A todas
las personas que no sólo con medicamentos sino con « la cariñoterapia »
ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría. Tan importante
« la cariñoterapia ». ¡Tan importante! A veces una caricia ayuda tanto a
recuperarse.
¿Conocen al indio Juan Diego, ustedes, o no? [Responden: « Si »] A ver,
levante la mano quien lo conoce… Cuando el tío de Juanito estaba enfermo,
él estaba muy preocupado y angustiado. En ese momento, se aparece la
Virgencita de Guadalupe y le dice: « No se turbe tu corazón ni te inquiete
cosa alguna ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ». Tenemos a nuestra
Madre, pidámosle para que ella nos regale a su Hijo Jesús.
Y ahora, a los chicos les voy a pedir una cosa: cerremos los ojos, ce-
rremos los ojos y pidamos lo que nuestro corazón hoy quiera. Un ratito de
silencio con los ojos cerrados y adentro pidiendo lo que queremos. Y ahora
juntos digamos a nuestra Madre: « Dios te salve María… ».
Que el Señor y la Virgen de Guadalupe los acompañen siempre. Muchas
gracias. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡No se olviden! Que
Dios los bendiga.