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Sur la route d'un monde nouveau que vous parcourez ensemble, soyez des
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tar cuanto contribuya a que cada familia, fundada en la unión indisoluble
entre un hombre y una mujer, lleve a cabo su misión de ser célula viva de la
sociedad, semillero de virtudes, escuela de convivencia constructiva y pacı́-
fica, instrumento de concordia y ámbito privilegiado en el que, de forma
gozosa y responsable, la vida humana sea acogida y protegida, desde su inicio
hasta su fin natural. Vale la pena también continuar animando a los padres
en su derecho y obligación fundamental de educar a las nuevas generaciones
en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana.
No dudo que la misión continental promovida en Aparecida, y que tantas
esperanzas está despertando por doquier, sirva para avivar en los amados
paı́ses latinoamericanos y del Caribe la pastoral matrimonial y familiar. La
Iglesia cuenta con los hogares cristianos, llamándolos a ser un verdadero
sujeto de evangelización y de apostolado e invitándolos a tomar conciencia
de su valiosa misión en el mundo.
Aliento, pues, a todos los participantes en esta significativa reunión a
desarrollar en sus reflexiones las grandes lı́neas pastorales marcadas por los
episcopados congregados en Aparecida, favoreciendo ası́ que la familia pueda
vivir un profundo encuentro con Cristo a través de la escucha de su Palabra,
la oración, la vida sacramental y el ejercicio de la caridad. De este modo, se le
ayudará a poner en práctica una sólida espiritualidad que propicie en todos
sus miembros una decidida aspiración a la santidad, sin miedo a mostrar la
belleza de los altos ideales y las exigencias éticas y morales de la vida en
Cristo. Para promover esto, es necesario incrementar la formación de todos
aquellos que, de una u otra forma, se dedican a la evangelización de las
familias. Ası́ mismo, es importante trazar caminos de colaboración con todos
los hombres y mujeres de buena voluntad para seguir tutelando intensamente
la vida humana, el matrimonio y la familia en toda la región.
Concluyo expresando mi afecto y solidaridad a todas las familias de Amé-
rica Latina y el Caribe, en particular a aquellas que se hallan en situaciones
de dificultad. A la vez que encomiendo a la poderosa protección de la Santı́-
sima Virgen Marı́a los frutos de esta loable iniciativa, les imparto de corazón
la implorada Bendición Apostólica, que extiendo complacido a cuantos están
comprometidos en la evangelización y promoción del bien de las familias.
Vaticano, 28 de marzo de 2011.
BENEDICTUS PP. XVI