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società umana e pegno del Regno che viene. La missione della Chiesa è in
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por blasfemo y subversivo; Dios, que ha arrancado a Jesucristo de la muerte;
Dios, que hará justicia a todos los injustamente humillados de la historia.
« Testigos de esto somos nosotros y el Espı́ritu Santo, que Dios da a los
que le obedecen »,2 dicen los apóstoles. Ası́ pues, ellos dieron testimonio de la
vida, muerte y resurrección de Cristo Jesús, a quien conocieron mientras
predicaba y hacı́a milagros. A nosotros, queridos hermanos, nos toca hoy
seguir el ejemplo de los apóstoles, conociendo al Señor cada dı́a más y dando
un testimonio claro y valiente de su Evangelio. No hay mayor tesoro que
podamos ofrecer a nuestros contemporáneos. Ası́ imitaremos también a San
Pablo que, en medio de tantas tribulaciones, naufragios y soledades, procla-
maba exultante: « Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea
que esa fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros ».3
Junto a estas palabras del Apóstol de los gentiles, están las propias pala-
bras del Evangelio que acabamos de escuchar, y que invitan a vivir desde la
humildad de Cristo que, siguiendo en todo la voluntad del Padre, ha venido
para servir, « para dar su vida en rescate por muchos ».4 Para los discı́pulos que
quieren seguir e imitar a Cristo, el servir a los hermanos ya no es una mera
opción, sino parte esencial de su ser. Un servicio que no se mide por los criterios
mundanos de lo inmediato, lo material y vistoso, sino porque hace presente el
amor de Dios a todos los hombres y en todas sus dimensiones, y da testimonio
de Él, incluso con los gestos más sencillos. Al proponer este nuevo modo de
relacionarse en la comunidad, basado en la lógica del amor y del servicio, Jesús
se dirige también a los « jefes de los pueblos », porque donde no hay entrega por
los demás surgen formas de prepotencia y explotación que no dejan espacio
para una auténtica promoción humana integral. Y quisiera que este mensaje
llegara sobre todo a los jóvenes: precisamente a vosotros, este contenido esen-
cial del Evangelio os indica la vı́a para que, renunciando a un modo de pensar
egoı́sta, de cortos alcances, como tantas veces os proponen, y asumiendo el de
Jesús, podáis realizaros plenamente y ser semilla de esperanza.
Esto es lo que nos recuerda también la celebración de este Año Santo
Compostelano. Y esto es lo que en el secreto del corazón, sabiéndolo explı́ci-
tamente o sintiéndolo sin saber expresarlo con palabras, viven tantos pere-
grinos que caminan a Santiago de Compostela para abrazar al Apóstol. El
cansancio del andar, la variedad de paisajes, el encuentro con personas de
2 Hch 5, 32. 3 2 Co 4, 7. 4 Mt 20, 28.