Christus fit pro nobis Veritatis cibus. Cum hominis naturam plane perspiceret
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communionis inter nos fons. Atque ubi inter nos non vivitur communio,
personam veram quae in historiam inserta vitam valet omnium renovare.
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cristiano la misma cultura griega sufrió una trasformación desde dentro y
pudo convertirse en instrumento para la expresión y la defensa de la verdad
bı́blica.
II. LA DIVINIDAD DE JESUCRISTO
4. Diversas afirmaciones del Autor tienden a disminuir el alcance de los
pasajes del Nuevo Testamento que afirman que Jesús es Dios: « Jesús está
ı́ntimamente ligado a Dios, con lo cual su realidad habrá que expresarla de
alguna forma como realidad que es de Dios (cf. Jn 20, 28) » (La fe, 216). En
referencia a Jn 1, 1 se afirma: « Con el texto de Juan [...] de ese logos no se dice
todavı́a, en sentido estricto, que sea Dios (consustancial al Padre), pero de él
se afirma algo que será muy importante para llegar a esta conclusión, su
preexistencia, la cual no connota algo puramente temporal, sino que dice
relación con la creación y relaciona al logos con la acción especı́fica de la
divinidad » (La fe, 469). Según el Autor en el Nuevo Testamento no se afirma
claramente la divinidad de Jesús, sino que sólo se establecen los presupuestos
para ello: « En el Nuevo Testamento [...] hay expresiones que, en germen,
llevarán a la confesión de fe en la divinidad de Jesús » (La fe, 468-469). « En los
comienzos no se habló de Jesús como Dios ni menos de la divinidad de Jesús,
lo cual sólo acaeció tras mucho tiempo de explicación creyente, casi con toda
probabilidad después de la caı́da de Jerusalén » (La fe, 214).
Sostener que en Jn 20, 28 se afirma que Jesús es « de Dios » es un error
evidente, en cuanto en este pasaje se le llama « Señor » y « Dios ». Igualmente,
en Jn 1, 1 se dice que el Logos es Dios. En otros muchos textos se habla de
Jesús como Hijo y como Señor.3 La divinidad de Jesús ha sido objeto de la fe
de la Iglesia desde el comienzo, mucho antes de que en el Concilio de Nicea se
proclamara su consustancialidad con el Padre. El hecho de que no se use este
término no significa que no se afirme la divinidad de Jesús en sentido estricto,
al contrario de lo que el Autor parece insinuar.
Con sus aserciones de que la divinidad de Jesús ha sido afirmada sólo
después de mucho tiempo de reflexión creyente y que en el Nuevo Testamen-
to se halla solamente « en germen », el Autor evidentemente tampoco la niega,
pero no la afirma con la debida claridad y da pie a la sospecha de que el
desarrollo dogmático, que reviste según él caracterı́sticas ambiguas, ha llega-
do a esta formulación sin una continuidad clara con el Nuevo Testamento.
3 Cf. 1 Tes 1, 10; Flp 2, 5-11; 1 Cor 12, 3; Rom 1, 3-4; 10, 9; Col 2, 9, etc.