600 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
602 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
604 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
606 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
608 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
610 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
612 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
614 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
616 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
618 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
620 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
622 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
624 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
626 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
628 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
630 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
632 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
634 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
636 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
638 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
640 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
642 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
644 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
646 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
648 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
650 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
652 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
654 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
656 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
658 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
660 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
662 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
664 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
666 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
668 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
670 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
672 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
674 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
676 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
678 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
680 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
682 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
684 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
686 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
688 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
690 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
692 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
694 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
696 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
698 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
700 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
702 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 703
704 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
706 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Acta Francisci Pp. 685
justicia, para estos casos, ¿no?: La justicia con los ojos vendados que se le
va cayendo la venda y le tapa la boca.
Felizmente, para la realización de este complejo y delicado proyecto
humano y cristiano: liberar a la humanidad de las nuevas esclavitudes y
del crimen organizado, que la Academia cumple siguiendo mi pedido, se
puede contar también con la importante y decisiva sinergia de las Naciones
Unidas. Hay una mayor conciencia de esto, una fuerte conciencia. Agradezco
que los representantes de las 193 Naciones miembros de la ONU, que ha-
yan aprobado unánimemente los nuevos objetivos del desarrollo sostenible
e integral, y en particular la meta 8.7. Esta reza así: « Adoptar medidas
inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las
formas modernas de esclavitud y la trata de seres humanos, y asegurar la
prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos
el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, a más tardar en 2025,
poner fin al trabajo infantil en todas sus formas ». Hasta aquí la resolución.
Bien se puede decir que ahora es un imperativo moral para todas las Na-
ciones miembros de la ONU actuar tales objetivos y tal meta.
Para ello, es obligatorio generar un movimiento trasversal y ondular,
una « buena onda », que abrace a toda la sociedad de arriba para abajo y
viceversa, desde la periferia al centro y al revés, desde los líderes hacia
las comunidades, y desde los pueblos y la opinión pública hasta los más
altos estratos dirigenciales. La realización de ello requiere que, como ya
lo han hecho los líderes religiosos, sociales y los alcaldes, también los
jueces tomen plena conciencia de este desafío, que sientan la importancia
de su responsabilidad ante la sociedad, y que compartan sus experiencias
y buenas prácticas, y que actúen juntos - importante, en comunión, en
comunidad, que actúen juntos - para abrir brechas y nuevos caminos de
justicia en beneficio de la promoción de la dignidad humana, de la liber-
tad, la responsabilidad, la felicidad y, en definitiva, de la paz. Sin ceder
al gusto por la simetría, podríamos decir que el juez es a la justicia como
el religioso y el filósofo a la moral, y el gobernante o cualquier otra fi-
gura personalizada del poder soberano es a lo político. Pero solamente
en la figura del juez la justicia se reconoce como el primer atributo de la
sociedad. Y esto hay que rescatarlo, porque la tendencia, cada vez mayor,
es la de licuar la figura del juez a través de las presiones, etcétera, que
mencioné antes. Y, sin embargo, es el primer atributo de la sociedad.