592 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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596 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
598 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
600 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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702 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 703
704 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
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706 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 707
708 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 709
710 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Congregatio de Causis Sanctorum 711
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714 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale
Acta Francisci Pp. 609
Preguntémonos además: ¿Cuánto incide el mercado con sus reglas sobre
el hambre en el mundo? De los estudios que ustedes realizan, resulta que
desde 2008 el precio de los alimentos ha cambiado su tendencia: duplicado,
después estabilizado, pero siempre con valores altos respecto al período
precedente. Precios tan volátiles impiden a los más pobres hacer planes o
contar con una nutrición mínima. Las causas son muchas. Nos preocupa
justamente el cambio climático, pero no podemos olvidar la especulación
financiera: un ejemplo son los precios del trigo, el arroz, el maíz, la soja,
que oscilan en las bolsas, a veces vinculados a fondos de renta y, por tanto,
cuanto mayor sea su precio más gana el fondo. También aquí, tratemos
de seguir otro camino, convenciéndonos de que los productos de la tierra
tienen un valor que podemos decir « sacro », ya que son el fruto del trabajo
cotidiano de personas, familias, comunidades de agricultores. Un trabajo a
menudo dominado por incertidumbres, preocupaciones por las condiciones
climáticas, ansiedades por la posible destrucción de la cosecha.
En la finalidad de la FAO, el desarrollo agrícola incluye el trabajo de
la tierra, la pesca, la ganadería, los bosques. Es preciso que este desarrollo
esté en el centro de la actividad económica, distinguiendo bien las diferentes
necesidades de los agricultores, ganaderos, pescadores y quienes trabajan en
los bosques. El primado del desarrollo agrícola: he aquí el segundo objetivo.
Para los objetivos de la FAO, esto significa apoyar una resilience efectiva,
reforzando de modo específico la capacidad de las poblaciones para hacer
frente a las crisis - naturales o provocadas por la acción humana - y
prestando atención a las diferentes exigencias. Así será posible perseguir
un nivel de vida digno.
3. En este compromiso quedan otros puntos críticos. En primer lugar,
parece difícil aceptar una resignación genérica, el desinterés y hasta la au-
sencia de tantos, incluso los Estados. A veces se tiene la sensación de que
el hambre es un tema impopular, un problema insoluble, que no encuentra
soluciones dentro de un mandato legislativo o presidencial y, por tanto,
no garantiza consensos. Las razones que llevan a limitar aportes de ideas,
tecnología, expertise y financiación residen en la falta de voluntad para
asumir compromisos vinculantes, ya que nos escudamos tras la cuestión de
la crisis económica mundial y la idea de que en todos los países hay ham-
bre: « Si hay hambrientos en mi territorio, ¿cómo puedo pensar en destinar
fondos para la cooperación internacional? ». Pero así se olvida que, si en un