ACTA BENEDICTI PP. XVI

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale312

 Acta Benedicti Pp. XVI 313

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale314

 Acta Benedicti Pp. XVI 315

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale316

 Acta Benedicti Pp. XVI 317

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale318

 Acta Benedicti Pp. XVI 319

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale320

 Acta Benedicti Pp. XVI 321

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale322

 Acta Benedicti Pp. XVI 323

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale324

 Acta Benedicti Pp. XVI 325

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale326

 Acta Benedicti Pp. XVI 327

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale328

 Acta Benedicti Pp. XVI 329

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale330

 Acta Benedicti Pp. XVI 331

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale332

 Acta Benedicti Pp. XVI 333

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale334

 Acta Benedicti Pp. XVI 335

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale336

 Acta Benedicti Pp. XVI 337

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale338

 Acta Benedicti Pp. XVI 339

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale340

 Acta Benedicti Pp. XVI 341

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale342

 Acta Benedicti Pp. XVI 343

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale344

 Acta Benedicti Pp. XVI 345

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale346

 Acta Benedicti Pp. XVI 347

 ungherese:

 Acta Benedicti Pp. XVI 349

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale350

 Acta Benedicti Pp. XVI 351

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale352

 Acta Benedicti Pp. XVI 353

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale354

 Acta Benedicti Pp. XVI 355

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale356

 Acta Benedicti Pp. XVI 357

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale358

 Congregatio pro Episcopis 359

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale360

 Congregatio pro Episcopis 361

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale362

 Diarium Romanae Curiae 363

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale364

 Diarium Romanae Curiae 365

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale366

Acta Benedicti Pp. XVI 335

desde los albores de la evangelización, acompaña a los hijos de ese continente

y es para ellos manantial inagotable de esperanza. Por eso, se recurre a Ella

como Madre del Salvador, para sentir constantemente su protección amorosa

bajo diferentes advocaciones. De igual modo, los santos son tenidos como

estrellas luminosas que constelan el corazón de numerosos fieles de aquellos

paı́ses, edificándolos con su ejemplo y protegiéndolos con su intercesión.

5. No se puede negar, sin embargo, que existen ciertas formas desviadas

de religiosidad popular que, lejos de fomentar una participación activa en la

Iglesia, crean más bien confusión y pueden favorecer una práctica religiosa

meramente exterior y desvinculada de una fe bien arraigada e interiormente

viva. A este respecto, quisiera recordar aquı́ lo que escribı́ a los seminaristas

el año pasado: « La piedad popular puede derivar hacia lo irracional y quizás

también quedarse en lo externo. Sin embargo, excluirla es completamente

erróneo. A través de ella, la fe ha entrado en el corazón de los hombres,

formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir común. Por

eso, la piedad popular es un gran patrimonio de la Iglesia. La fe se ha hecho

carne y sangre. Ciertamente, la piedad popular tiene siempre que purificarse

y apuntar al centro, pero merece todo nuestro aprecio, y hace que nosotros

mismos nos integremos plenamente en el "Pueblo de Dios" ».4

6. Durante los encuentros que he tenido en estos últimos años, con oca-

sión de sus visitas ad limina, los Obispos de América Latina y del Caribe me

han hecho siempre referencia a lo que están realizando en sus respectivas

circunscripciones eclesiásticas para poner en marcha y alentar la Misión con-

tinental, con la que el episcopado latinoamericano ha querido relanzar el

proceso de nueva evangelización después de Aparecida, invitando a todos

los miembros de la Iglesia a ponerse en un estado permanente de misión.

Se trata de una opción de gran trascendencia, pues se quiere con ella volver

a un aspecto fundamental de la labor de la Iglesia, es decir, dar primacı́a a la

Palabra de Dios para que sea el alimento permanente de la vida cristiana y el

eje de toda acción pastoral.

Este encuentro con la divina Palabra debe llevar a un profundo cambio de

vida, a una identificación radical con el Señor y su Evangelio, a tomar plena

conciencia de que es necesario estar sólidamente cimentado en Cristo, reco-

nociendo que « no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran

4 Carta a los seminaristas, 18 octubre 2010, n. 4.