Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale240
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale242
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale244
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale246
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale248
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale250
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale252
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale254
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale256
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale258
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale260
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale262
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale264
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale266
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale268
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale270
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale272
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale274
82. Aujourd'hui de nombreux décideurs, tant politiques qu'économi-
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale278
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale280
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale282
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale284
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale286
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale288
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale290
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale292
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale294
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale296
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale298
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale300
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale302
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale304
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale306
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale308
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale310
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale312
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale314
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale316
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale318
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale320
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale322
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale324
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale326
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale328
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale330
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale332
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale334
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale336
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale338
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale340
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale342
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale344
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale346
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale348
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale350
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale352
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale354
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale356
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale358
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale360
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale362
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale364
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale366
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale368
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale370
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale372
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale374
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale376
Congregatio pro Doctrina Fidei 377
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale378
Congregatio pro Doctrina Fidei 379
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale380
Congregatio de Causis Sanctorum 381
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale382
Congregatio de Causis Sanctorum 383
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale384
Congregatio de Causis Sanctorum 385
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale386
Congregatio de Causis Sanctorum 387
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale388
Congregatio de Causis Sanctorum 389
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale390
Congregatio de Causis Sanctorum 391
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale392
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale394
Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale344
a los que manifiesto toda mi cercanı́a espiritual. Saludo en fin con todo el
afecto de mi corazón a los fieles de la Iglesia católica en Cuba, a los queridos
habitantes de esta hermosa isla y a todos los cubanos, allá donde se encuen-
tren. Los tengo siempre muy presentes en mi corazón y en mi oración, y más
aún en los dı́as en que se acercaba el momento tan deseado de visitarles, y que
gracias a la bondad divina he podido realizar.
Al hallarme entre ustedes, no puedo dejar de recordar la histórica visita a
Cuba de mi Predecesor, el Beato Juan Pablo II, que ha dejado una huella
imborrable en el alma de los cubanos. Para muchos, creyentes o no, su ejem-
plo y sus enseñanzas constituyen una guı́a luminosa que les orienta tanto en
la vida personal como en la actuación pública al servicio del bien común de la
Nación. En efecto, su paso por la isla fue como una suave brisa de aire fresco
que dio nuevo vigor a la Iglesia en Cuba, despertando en muchos una reno-
vada conciencia de la importancia de la fe, alentando a abrir los corazones a
Cristo, al mismo tiempo que alumbró la esperanza e impulsó el deseo de
trabajar audazmente por un futuro mejor. Uno de los frutos importantes
de aquella visita fue la inauguración de una nueva etapa en las relaciones
entre la Iglesia y el Estado cubano, con un espı́ritu de mayor colaboración y
confianza, si bien todavı́a quedan muchos aspectos en los que se puede y debe
avanzar, especialmente por cuanto se refiere a la aportación imprescindible
que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad.
Me complace vivamente unirme a vuestra alegrı́a con motivo de la cele-
bración del cuatrocientos aniversario del hallazgo de la bendita imagen de la
Virgen de la Caridad del Cobre. Su entrañable figura ha estado desde el
principio muy presente tanto en la vida personal de los cubanos como en
los grandes acontecimientos del Paı́s, de modo muy particular durante su
independencia, siendo venerada por todos como verdadera madre del pueblo
cubano. La devoción a « la Virgen Mambisa » ha sostenido la fe y ha alentado
la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición humana y sus dere-
chos fundamentales; y continúa haciéndolo aún hoy con más fuerza, dando
ası́ testimonio visible de la fecundidad de la predicación del evangelio en estas
tierras, y de las profundas raı́ces cristianas que conforman la identidad más
honda del alma cubana. Siguiendo la estela de tantos peregrinos a lo largo de
estos siglos, también yo deseo ir a El Cobre a postrarme a los pies de la Madre
de Dios, para agradecerle sus desvelos por todos sus hijos cubanos y pedirle su
intercesión para que guı́e los destinos de esta amada Nación por los caminos
de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación.