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82. Aujourd'hui de nombreux décideurs, tant politiques qu'économi-
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Congregatio pro Doctrina Fidei 379
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Congregatio de Causis Sanctorum 381
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Congregatio de Causis Sanctorum 383
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Congregatio de Causis Sanctorum 385
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Congregatio de Causis Sanctorum 387
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Congregatio de Causis Sanctorum 391
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Acta Benedicti Pp. XVI 349
Tengo muy presentes también a todos los obispos de España y a los
delegados episcopales de juventud, que tanto colaboraron en las diócesis para
el feliz desarrollo de ese significativo evento eclesial. Y no puedo dejar de
mencionar a los miembros de la Vida Consagrada y a tantas otras personas e
instituciones que ofrecieron su valiosa y generosa aportación a la culminación
de este mismo fin.
Siempre que traigo a mi memoria la vigésimo sexta Jornada Mundial de la
Juventud vivida en Madrid, mi corazón se llena de gratitud a Dios por la
experiencia de gracia de aquellos dı́as inolvidables. Desde mi llegada, se
sucedieron y multiplicaron las muestras de acogida y hospitalidad, junto a
la fe y la alegrı́a de los jóvenes, que se convirtieron en signos elocuentes de
Cristo resucitado.
Queridos amigos, aquel espléndido encuentro sólo puede entenderse a la
luz de la presencia del Espı́ritu Santo en la Iglesia. Él no deja de infundir
aliento en los corazones, y continuamente nos saca a la plaza pública de la
historia, como en Pentecostés, para dar testimonio de las maravillas de Dios.
Vosotros estáis llamados a cooperar en esta apasionante tarea y merece la
pena entregarse a ella sin reservas. Cristo os necesita a su lado para extender
y edificar su Reino de caridad. Esto será posible si lo tenéis como el mejor de
los amigos y lo confesáis llevando una vida según el evangelio, con valentı́a y
fidelidad.
Alguno podrı́a suponer que esto no tiene nada que ver con él o que es una
empresa que supera sus capacidades y talentos. Pero no es ası́. En esta
aventura nadie sobra. Por ello, no dejéis de preguntaros a qué os llama el
Señor y cómo le podéis ayudar. Todos tenéis una vocación personal que él ha
querido proponeros para vuestra dicha y santidad. Cuando uno se ve con-
quistado por el fuego de su mirada, ningún sacrificio parece ya grande para
seguirlo y darle lo mejor de sı́ mismo. Ası́ hicieron siempre los santos exten-
diendo la luz del Señor y la potencia de su amor, transformando el mundo
hasta convertirlo en un hogar acogedor para todos, donde Dios es glorificado
y sus hijos bendecidos.
Queridos jóvenes, como aquellos apóstoles de la primera hora, sed tam-
bién vosotros misioneros de Cristo entre vuestros familiares, amigos y cono-
cidos, en vuestros ambientes de estudio o trabajo, entre los pobres y enfer-
mos. Hablad de su amor y bondad con sencillez, sin complejos ni temores. El
mismo Cristo os dará fortaleza para ello. Por vuestra parte, escuchadlo y
tened un trato frecuente y sincero con él. Contadle con confianza vuestros