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dono per l'umanità: dobbiamo perciò far sı̀ che i vantaggi che esse offrono
e diventiamo più plenamente umani. Amare è, infatti, ciò per cui siamo stati
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y de toda América, para confiar a Nuestra Señora de Guadalupe a todas las
familias del mundo.
2. Este Encuentro Mundial de las Familias ha querido alentar a los ho-
gares cristianos a que sus miembros sean personas libres y ricas en valores
humanos y evangélicos, en camino hacia la santidad, que es el mejor servicio
que los cristianos podemos brindar a la sociedad actual. La respuesta cristia-
na ante los desafı́os que debe afrontar la familia y la vida humana en general
consiste en reforzar la confianza en el Señor y el vigor que brota de la propia
fe, la cual se nutre de la escucha atenta de la Palabra de Dios. Qué bello es
reunirse en familia para dejar que Dios hable al corazón de sus miembros a
través de su Palabra viva y eficaz. En la oración, especialmente con el rezo
del Rosario, como se hizo ayer, la familia contempla los misterios de la vida
de Jesús, interioriza los valores que medita y se siente llamada a encarnarlos
en su vida.
3. La familia es un fundamento indispensable para la sociedad y los pue-
blos, ası́ como un bien insustituible para los hijos, dignos de venir a la vida
como fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Como
puso de manifiesto Jesús honrando a la Virgen Marı́a y a San José, la familia
ocupa un lugar primario en la educación de la persona. Es una verdadera
escuela de humanidad y de valores perennes. Nadie se ha dado el ser a sı́
mismo. Hemos recibido de otros la vida, que se desarrolla y madura con las
verdades y valores que aprendemos en la relación y comunión con los demás.
En este sentido, la familia fundada en el matrimonio indisoluble entre un
hombre y una mujer expresa esta dimensión relacional, filial y comunitaria, y
es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse
de un modo integral.1
Sin embargo, esta labor educativa se ve dificultada por un engañoso
concepto de libertad, en el que el capricho y los impulsos subjetivos del
individuo se exaltan hasta el punto de dejar encerrado a cada uno en la
prisión del propio yo. La verdadera libertad del ser humano proviene de
haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, y por ello debe ejercerse
con responsabilidad, optando siempre por el bien verdadero para que se
convierta en amor, en don de sı́ mismo. Para eso, más que teorı́as, se necesita
1 Cf. Homilı́a en la Santa Misa del V Encuentro Mundial de las Familias, Valencia, 9 de julio
de 2006.