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realidad. El desempleo es real, la violencia es real, la corrupción es real,
la crisis de identidad es real, el vaciamiento de las democracias es real. La
gangrena de un sistema no se puede maquillar eternamente porque tarde
o temprano el hedor se siente y, cuando ya no puede negarse, surge del
mismo poder que ha generado este estado de cosas la manipulación del
miedo, la inseguridad, la bronca, incluso la justa indignación de la gente,
transfiriendo la responsabilidad de todos los males a un "no projimo". No
estoy hablando de personas en particular, estoy hablando de un proceso
social que se desarrolla en muchas partes del mundo y entraña un grave
peligro para la humanidad.
Jesús nos enseña otro camino. No clasificar a los demás para ver quién
es el prójimo y quién no lo es. Tú puedes hacerte prójimo de quien se
encuentra en la necesidad, y lo serás si en tu corazón tienes compasión,
es decir, si tienes esa capacidad de sufrir con el otro. Tienes que hacerte
samaritano. Y luego, también, ser como el hotelero al que el samaritano
confía, al final de la parábola, a la persona que sufre. ¿Quién es este ho-
telero? Es la Iglesia, la comunidad cristiana, las personas solidarias, las
organizaciones sociales, somos nosotros, son ustedes, a quienes el Señor
Jesús, cada día, confía a quienes tienen aflicciones, en el cuerpo y en el
espíritu, para que podamos seguir derramando sobre ellos, sin medida, toda
su misericordia y la salvación. En eso radica la auténtica humanidad que
resiste la deshumanización que se nos ofrece bajo la forma de indiferencia,
hipocresía o intolerancia.
Sé que ustedes han asumido el compromiso de luchar por la justicia
social, defender la hermana madre tierra y acompañar a los migrantes.
Quiero reafirmarlos en su opción y compartir dos reflexiones al respecto.
La crisis ecológica es real. "Hay un consenso científico muy consistente
que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del
sistema climático".4 La ciencia no es la única forma de conocimiento, es
cierto. La ciencia no es necesariamente "neutral", también es cierto, muchas
veces oculta posiciones ideológicas o intereses económicos. Pero también
sabemos qué pasa cuando negamos la ciencia y desoímos la voz de la na-
turaleza. Me hago cargo de lo que nos toca a los católicos. No caigamos
en el negacionismo. El tiempo se agota. Actuemos. Les pido, nuevamente,
4 papa franCiSCo, Laudato Si', 23.