ACTA FRANCISCI PP.

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale556

 Acta Francisci Pp. 557

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale558

 Acta Francisci Pp. 559

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale560

 Acta Francisci Pp. 561

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale562

 Acta Francisci Pp. 563

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale564

 Acta Francisci Pp. 565

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale566

 Acta Francisci Pp. 567

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale568

 Acta Francisci Pp. 569

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale570

 Acta Francisci Pp. 571

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale572

 Acta Francisci Pp. 573

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale574

 Acta Francisci Pp. 575

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale576

 Acta Francisci Pp. 577

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale578

 Acta Francisci Pp. 579

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale580

 Acta Francisci Pp. 581

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale582

 Acta Francisci Pp. 583

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale584

 Acta Francisci Pp. 585

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale586

 Acta Francisci Pp. 587

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale588

 Acta Francisci Pp. 589

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale590

 Acta Francisci Pp. 591

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale592

 Acta Francisci Pp. 593

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale594

 Acta Francisci Pp. 595

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale596

 Acta Francisci Pp. 597

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale598

 Acta Francisci Pp. 599

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale600

 Acta Francisci Pp. 601

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale602

 Acta Francisci Pp. 603

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale604

 Acta Francisci Pp. 605

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale606

 Acta Francisci Pp. 607

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale608

 Acta Francisci Pp. 609

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale610

 Acta Francisci Pp. 611

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale612

 Acta Francisci Pp. 613

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale614

 Acta Francisci Pp. 615

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale616

 Acta Francisci Pp. 617

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale618

 Acta Francisci Pp. 619

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale620

 Acta Francisci Pp. 621

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale622

 Acta Francisci Pp. 623

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale624

 Acta Francisci Pp. 625

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale626

 Acta Francisci Pp. 627

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale628

 Acta Francisci Pp. 629

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale630

 Acta Francisci Pp. 631

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale632

 Acta Francisci Pp. 633

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale634

 Acta Francisci Pp. 635

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale636

 Acta Francisci Pp. 637

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale638

 Acta Francisci Pp. 639

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale640

 Acta Francisci Pp. 641

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale642

 Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum 643

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale644

 Congregatio pro Episcopis 645

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale646

 Congregatio pro Episcopis 647

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale648

 Diarium Romanae Curiae 649

 Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale650

Acta Apostolicae Sedis - Commentarium Officiale616

en la sociedad, ası́ como combatir esa corrupción que produce privilegios para

algunos e injusticias para muchos.

3. La situación que estamos viviendo, aunque esté directamente relacio-

nada con factores financieros y económicos, es también consecuencia de una

crisis de convicciones y valores, incluidos los que son el fundamento de la vida

internacional. Este es un marco que requiere emprender una consciente

y seria obra de reconstrucción, que incumbe también a la FAO. Y quiero

evidenciar, quiero señalar la palabra: obra de reconstrucción. Pienso en la

reforma iniciada para garantizar una gestión más funcional, transparente y

ecuánime. Es un hecho ciertamente positivo, pero toda auténtica reforma

consiste en tomar mayor conciencia de la responsabilidad de cada uno, reco-

nociendo que el propio destino está ligado al de los otros. Los hombres no son

islas, somos comunidad. Pienso en aquel episodio del Evangelio, por todos

conocido, en el que un samaritano socorre a quien está necesitado. No lo hace

como un gesto de caridad o porque dispone de dinero, sino para hacerse uno

con aquel a quien ayuda: quiere compartir su suerte. En efecto, tras haber

dejado dinero para curar al herido, anuncia que volverá a visitarlo para

cerciorarse de su curación. No se trata de mera compasión o tal vez de

una invitación a compartir o a favorecer una reconciliación que supere las

adversidades y las contraposiciones. Significa más bien estar dispuestos a

compartirlo todo y a decidirse a ser buenos samaritanos, en vez de personas

indiferentes ante las necesidades de los demás.

A la FAO, a sus Estados miembros, ası́ como a toda institución de la

comunidad internacional, se les pide una apertura del corazón. Es preciso

superar el desinterés y el impulso a mirar hacia otro lado, y prestar atención

con urgencia a las necesidades inmediatas, confiando al mismo tiempo que

maduren en el futuro los resultados de la acción de hoy. No podemos soñar

con planes asépticos, hoy no sirven. Todo plan propuesto nos debe involucrar

a todos. Ir adelante de manera constructiva y fecunda en las diversas funcio-

nes y responsabilidades significa capacidad de analizar, comprender y entre-

gar, abandonando cualquier tentación de poder, o de poseer más y más, o

buscar el propio interés en lugar de servir a la familia humana y, en ella,

especialmente y sobre todo a los indigentes, a los que aún sufren por hambre

y desnutrición.

Somos conscientes de que uno de los primeros efectos de las graves crisis

alimentarias, y no sólo las causadas por desastres naturales o por conflictos